Etiopía está lista para satisfacer su demanda de electricidad doméstica y, en consecuencia, facilitar su desarrollo económico gracias a la inauguración de la Gran Presa del Renacimiento Etíope.

Se esperaba que fuera la instalación hidroeléctrica más grande de África, la primera turbina de la represa comenzó a generar electricidad. Se espera que la represa de $4.200 millones (3.700 millones de euros) produzca en última instancia más de 5.000 megavatios de electricidad, más del doble de la producción actual de Etiopía. Solo una de las 13 turbinas está actualmente operativa, con una capacidad de 375 megavatios.

Una segunda estará en línea dentro de unos meses, dijo a la AFP el gerente del proyecto, Kifle Horo, y agregó que actualmente se espera que la presa esté completamente terminada en 2024.

La estructura de 145 metros (475 pies) de altura se extiende a ambos lados del Nilo Azul en la región de Benishangul-Gumuz en el oeste de Etiopía, cerca de la frontera con Sudán.

El primer ministro Abiy Ahmed, acompañado por funcionarios de alto rango, recorrió la central eléctrica y presionó una serie de botones en una pantalla electrónica, un movimiento que, según los funcionarios, inició la producción.

Dijo que el inicio de la producción de energía es una buena noticia para África y los países aguas abajo con los que el país de África Oriental aspira a trabajar.

“Como Etiopía marca el nacimiento de una nueva era, felicito a todos los etíopes”, tuiteó Ahmed.

La primera generación de energía se produce cuando los vecinos río abajo de Etiopía, Egipto y Sudán, ven la represa como una amenaza para reducir el volumen de agua que llega a sus territorios.

Egipto teme que un período de llenado más corto del embalse de la represa pueda disminuir la cuota de agua del país y, en consecuencia, afectar a la agricultura.

Egipto, que depende del Nilo para cerca del 97 por ciento de su riego y agua potable, lo ve como una amenaza existencial. Addis Abeba considera que el proyecto es esencial para la electrificación y el desarrollo del segundo país más poblado de África, pero El Cairo y Jartum temen que pueda amenazar su acceso a las aguas vitales del Nilo.

Abiy descartó esas preocupaciones.

Fuente: Hespress