En un discurso sobre el futuro de las ciudades, es posible pasar por alto el límite geográfico alcanzado por las innovaciones tanto en Europa como en Estados Unidos y, cada vez más, en China y el Sudeste Asiático.

Después de todo, Shenzhen está a punto de acoger de nuevo la única Bienal del mundo dedicada exclusivamente a la urbanización, mientras que la arquitectura inteligente y receptiva se manifiesta en las proyecciones de ciudades como Toronto y Londres, y de gigantes tecnológicos como Microsoft y Siemens. Sin embargo, a pesar de nuestra preocupación por los problemas y las oportunidades de la urbanización en el «Norte Global», y las innovaciones arquitectónicas que anuncian, merece la pena ampliar nuestros horizontes, y no sólo a Marte. A finales de siglo, ninguna de las 20 ciudades más grandes del mundo estará en China, Europa o América. Mientras tanto, África acogerá 13 de las 20, incluidas las 3 primeras.

El Banco Mundial cree que la urbanización será «la transformación más importante que experimentará el continente africano este siglo», ya que más de la mitad de la población vivirá en ciudades en 2040. Esto se manifestará cuando 40.000 personas se trasladen a las ciudades cada día durante los próximos 20 años. El resultado será la creación de nueve «megaciudades» de más de 10 millones de habitantes cada una, siendo las mayores Kinshasa (35 millones), Lagos (32 millones) y El Cairo (24 millones).

A medida que las ciudades africanas crezcan y superen a sus rivales mundiales, los arquitectos, urbanistas y planificadores que supervisen este desarrollo se verán obligados a afrontar retos sociales y medioambientales como la expansión urbana, el cambio climático y el déficit de infraestructuras. Todo ello sin tener en cuenta que el 60% de los habitantes urbanos de África viven en barrios marginales.

El reto ya se está afrontando con estudios como Future Cities de Arup, que detalla el trabajo de la empresa en nueve ciudades de cuatro países: Etiopía, Ghana, Mozambique y Uganda. La propuesta de la firma para el crecimiento gestionado de estas ciudades difiere según las circunstancias locales; desde la «Visión 2040» de Uganda, que pretende activar cinco ciudades secundarias regionales y estratégicas en un acto de descentralización, mientras que el modelo de Mozambique se centra en la evolución de «corredores de crecimiento» que abarcan el transporte, la logística, el comercio y el desarrollo económico y humano.

En contraste con las intervenciones a escala urbana de Arup, el Instituto de Arquitectura Experimental de la Bauhaus Universitat Weimer trabajó recientemente con el Instituto Etíope de Arquitectura, Construcción y Desarrollo Urbano para construir tres prototipos residenciales a escala 1:1 para Addis Abeba, abordando la hiperurbanización de la capital etíope en los últimos años.

En lugar de basarse en modelos anticuados de Europa y el Norte Global, los experimentos aprovechan los métodos de construcción autóctonos, las tecnologías de construcción y el uso de materiales para crear estructuras espaciales socialmente robustas, abiertas y flexibles. Aunque diseñado para Addis Abeba, donde el 80% de la población urbana vive en barrios marginales, el ejercicio arquitectónico tiene una historia más amplia que contar: la de una nueva ética arquitectónica, una lengua vernácula urbana para las ciudades africanas que se enfrentan a un aumento sin precedentes de la demanda de crecimiento urbano.

Esta nueva lengua vernácula urbana se complementará con la adopción de la tecnología en África. La revolución tecnológica ha transformado la vida y las oportunidades de los ciudadanos africanos, con ejemplos famosos como el uso de teléfonos móviles como solución a la deficiente estructura bancaria del continente. Estas tecnologías seguirán sirviendo para facilitar la actividad urbana en las megaciudades africanas del mañana.

El Foro Económico Mundial destaca ejemplos clave, como Max.ng, un servicio de mototaxis que ha realizado 1.000.000 de viajes en tres ciudades nigerianas, o Sendy, un servicio de paquetería con más de 1.1000 conductores que atiende a 5.000 empresas y 50.000 personas en Kenia, Uganda y Tanzania. Ambas empresas se basan en el mismo modelo de aplicación móvil descentralizada e impulsada por el usuario que también está transformando las ciudades occidentales; un modelo que no puede ignorarse cuando arquitectos y urbanistas impulsen el futuro desarrollo y funcionamiento de las megaciudades africanas del futuro.

Aunque resulte tentador descartar las previsiones a largo plazo sobre la urbanización africana por considerarlas un problema para otro día, hoy se necesita una planificación y una inversión inteligentes para mitigar los riesgos del mañana.

África necesita gastar entre 130.000 y 170.000 millones de dólares anuales para cubrir sus necesidades básicas de infraestructuras, y aún no se han realizado dos tercios de las inversiones en infraestructuras urbanas necesarias para 2050.

Para hacer frente a las demandas sin precedentes que se impondrán a las ciudades africanas, y para garantizar que los 1.300 millones de africanos que vivirán en ciudades en 2050 puedan vivir con dignidad, oportunidades y seguridad, el continente requiere un pensamiento innovador por parte de sus responsables políticos, urbanistas y arquitectos.

Fuente: ArchDaily