El aumento de los precios al consumo sugiere que el banco central de Nigeria volverá a subir su tipo de interés oficial la próxima semana. La probada disposición del banco a endurecer las condiciones monetarias es casi el único elemento ortodoxo en la combinación de políticas del país.
La semana pasada, Fitch siguió los pasos de Moody’s y S&P Global y recortó la calificación crediticia de Nigeria hasta el nivel más bajo de la categoría altamente especulativa. Culpó a los crecientes costes del servicio de la deuda y a la escasez de divisas en el mayor productor de petróleo de África a pesar de los altos precios del crudo.
En lugar de abordar estos problemas de frente, el gobierno parece decidido a hacer retoques.
La inflación de los precios al consumo alcanzó el 21,1% anual en octubre, ligeramente por encima de septiembre. Con el tipo de interés oficial del banco en el 15,5%, parece inevitable otra subida la próxima semana.
La misma determinación debería aplicarse para solucionar el persistente déficit presupuestario de Nigeria y su caótico régimen cambiario.
La producción de petróleo en Nigeria suele seguir los precios de las materias primas. Estos se han disparado en los dos últimos años, pero la producción se ha desplomado hasta un mínimo de cuatro décadas de menos de un millón de barriles diarios, muy por debajo de la cuota de la OPEP de 1,83 millones de barriles diarios.
La producción se ve afectada por sabotajes y robos. La Nigerian National Petroleum Corporation declaró este mes que había descubierto 295 conexiones ilegales a sus oleoductos y afirmó haber «desmantelado» miles de refinerías ilegales. Las subvenciones también se comen los ingresos del gobierno.
El tipo de cambio de Nigeria está bajo presión. Este mes, la cotización en el mercado negro se ha disparado hasta los 900 nairas por dólar, más del doble de la cotización oficial al contado.
Sin embargo, parte de las malas noticias se reflejan en la renta variable. El mercado bursátil nigeriano ha superado con creces al índice MSCI de mercados fronterizos este año, y está considerablemente más barato, a 6 veces los beneficios futuros.
Los inversores deben esperar que el nuevo gobierno, que se elegirá en febrero, se ocupe tanto de las subvenciones al combustible como de la divisa. Oxford Economics sugirió comprar deuda pública este mes ante esta expectativa. Los menos aventureros deberían esperar a ver qué pasa.
Fuente: Financial Times