El cobre nos rodea. Es un metal siempre presente e invisible en nuestro mundo. El cobre hace posible leer las palabras de esta pantalla. Y la difusión mundial de la luz artificial, la energía eléctrica y las telecomunicaciones han requerido cantidades cada vez mayores de cobre.

¿De dónde procede todo este cobre? ¿Cómo se producía, distribuía, controlaba y vendía a una escala cada vez mayor? Estas son algunas de las preguntas que se abordan en el libro Born with a Copper Spoon: A Global History of Copper, escribe Duncan Money y Robrecht Declercq para The Conversation.

También son preguntas importantes porque los países que tienen abundancia de cobre no han sabido aprovecharlo. Zambia es un buen ejemplo. Produce el 6% del cobre mundial, pero sigue siendo uno de los países más pobres del mundo. Zambia está especialmente bien situada para suministrar lo que el mundo necesita. Posee importantes reservas de cobre y cobalto, metales críticos para la transición de los combustibles fósiles a las energías renovables. Debido a su amplio uso en la tecnología eólica y solar y en la producción de vehículos eléctricos, estos metales desempeñarán un papel crucial en un futuro con bajas emisiones de carbono, informan Twivwe Siwale y Eric Werker para The Conversation.

El auge del cobre que se avecina brinda a Zambia una oportunidad extraordinaria, tanto para obtener beneficios de la minería como para impulsar un crecimiento integrador. Pero, como demuestra la historia de Zambia, es más fácil decirlo que hacerlo. Las sucesivas subidas de los precios del cobre no se han traducido en una reducción de la pobreza o la desigualdad. Zambia sigue siendo el cuarto país más desigual del mundo.

El estatus del cobre como industria mundial ha sufrido altibajos. La historia del metal no es una historia de conexiones mundiales en constante aumento y en función del presente. Es también una historia de desconexiones y esfuerzos por desvincular a las regiones de la economía mundial.

Fuente: AllaAfrica