Hace pocos días tuve la ocasión de dirigir los debates de la 1ª Cumbre Mediterránea del Automóvil que se celebró en el marco de la 9ª Semana Mediterránea de Líderes Económicos que tuvo lugar del 25 al 27 de noviembre 2015 en Barcelona.
Una cita que ha congregado a decenas de líderes económicos del norte y sur del Mediterráneo, en el momento en que celebramos el 20 aniversario de la Declaración Euromediterránea de Barcelona.
Una efeméride que llega en un momento de incertidumbre política, institucional y económica en la región, ante la yuxtaposición de conflictos y problemas, pero en el que la industria del automóvil emerge con luz propia como uno de los nichos de oportunidad.
El objetivo de este primer encuentro era, analizar la evolución del sector, e identificar las nuevas oportunidades de negocio para la industria del automóvil en el Mediterráneo, así como el impacto socioeconómico que está generando la tendencia de industrialización del sector hacia el sur.
Y es que la industria automotriz en la región mediterránea está viviendo su “momentum” y hay que saber aprovecharlo.
En un momento en el que el mercado del automóvil parece saturada en Europa, aderezada con los recientes escándalos reputacionales por la falsificación de las mediciones de emisiones de uno de los grandes fabricantes, el sector descubre el potencial de un nuevo crecimiento en el sur del Mediterráneo con un mercado de 400 millones de habitantes en el sur del Mediterráneo.
El resultado de ello es, que las principales empresas de fabricación de automóviles se está expandiendo hacia el sur de la región.
Países como Turquía, Marruecos, Argelia o Egipto, se están desarrollando como plataformas industriales del sector de la automoción, ya que el establecimiento de los grandes fabricantes están siendo seguidos por las empresas auxiliares de componentes, lo que está generando un círculo virtuoso de crecimiento, desarrollo económico y empleo en las regiones y zonas industriales dedicadas al sector.
España ha sido y es una potencia en la fabricación de automóviles, y está de nievo en el Top 10 mundial tras unos años difíciles.
Sin embargo parece que las principales empresas están invirtiendo en países como Marruecos y Argelia, que ofrece oportunidades de crecimiento debido a la rápida expansión de la demanda interna, infraestructuras modernas y una mano de obra barata, haciendo emerger un potente polo automovilístico en países como Marruecos.
El mejor ejemplo de ello es la planta de la Renault en Tánger, que en apenas tres años de funcionamiento, se ha convertido en líder del sector en el país con 227.579 vehículos producidos en 2014, en el que destina en un 90% a la exportación, dopando las exportaciones marroquíes y convirtiéndose en uno de los polos de crecimiento económico del país.
Una planta que ha hecho de efecto llamada de la industria de componentes con la instalación de decenas de empresas auxiliares con el que ya han conseguido superar el 40% de la integración local de componentes en la fabricación de los vehículos y aspiran a alcanzar el 60% en pocos años.
El sector además, se verá reforzado por la futura instalación de una planta del grupo francés PSA (Peugeot-Citroën) en la ciudad de Kenitra, que tendrá una capacidad de producción inicial de 90.000 vehículos al año, ampliables hasta las 200.000 unidades si la demanda interna del país lo permite.
Una fábrica a la que se le asociará en el futuro un centro de ensamblaje de motores y, en una segunda fase, de mecanización de motores, aumentando el nivel de integración local hasta el 60% de los componentes.
El resultado de este proceso de apuesta por el sur, es un enorme impacto socioeconómico de una industria con efectos multiplicadores en la región, generando la creación de nuevas empresas y servicios auxiliares, y por lo tanto, de empleo y de creación de riqueza.
Algunos ven estos movimientos como una amenaza para el sector en España, pero otros muchos pensamos que es una gran oportunidad en la creación de valor compartido si aprovechamos las nuevas posibilidades de complementariedad y sinergias entre las dos orillas para poder ofrecer toda la cadena de valor de una industria de alto valor añadido y creación de desarrollo económico.
Marruecos y España pueden constituirse en una gran plataforma industrial complementaria, en el que cada uno de especialice en segmentos diferentes y diferenciados del sector.
Las plantas de Marruecos están más orientadas a modelos low cost, mientras que España puede y debe orientarse al segmento de coches con más tecnología y al desarrollo de los coches híbridos y eléctricos.
En definitiva que tenemos la oportunidad de generar un círculo virtuoso de crecimiento, desarrollo económico y creación de empleo entorno al sector del automóvil en el mediterráneo occidental, con Marruecos y España siendo referentes a nivel mundial.
Autor: Pau Solanilla, Director de Marruecos Negocios (@pausolanilla) .
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